Yo soñé con tus manos blancas trenzadas en las mías
Como el mar y la arena fundidos en la vasta orilla
Tus ojos mirando los míos bajo una luna sencilla
Recordé que he sido desde mucho tus tristezas y alegrías.
Desde los infantes años, la calle, las familias, los amigos
El inocente te quiero en la plaza de juegos, ahora dormidos
Los sauces al viento jugando y los cisnes con sus nidos
Las aguas inquietas de esa tierra, todos ellos son testigos
Ahora, después de este letargo y el camino recorrido
Tú me amas con el alma nueva llena de poesía viva
Y yo sigo por ti hechizado con este amor tan aguerrido
Todo lo que tengo, la simpleza de mis versos y mi dolor
El sonido de mi piano, mis lágrimas, mis desvelos y mi pasión
Todo lo que soy sin vanidad, tu primer y tu último amor.
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