Fachadas de la Cuidad

Las fachadas tienen historias dormidas
Cubiertas por gráciles sabanas de flores
Te miran mientras caminas
Sin enterarte de sus ocultas pasiones


Mil ojos abiertos incrustados en el cemento
Misteriosamente atentos a cuanto acontece
Cronistas de frágiles momentos
Cuando la vida aparece y desaparece.


Añosas y deshojadas por el tiempo
Como hojas han cambiado su verdor
Protegen con celo el recuerdo
Estampado en el cuadro de un pintor


Me seducen las historias dormidas
Mujeres coquetas en las ventanas
Ufanas siluetas prendidas
En el escaparate por mil semanas


Golpeadas por el viento
Abrazadas por el sol de verano
Mojadas registran el tiempo
Que pasea con el amor de la mano


Historias de fachadas
Escritas en ladrillos marrones
Mezquinas historias impregnadas
En las calles desde sus albores


Encendidas las luces bajo el nocturno velo
Comienza la fiesta de colores
Reflejando en el invernal espejo del suelo
El pasar de distraídos actores

Música

Puedo estar horas a tu lado
Acariciando tus notas luminosas
Me adormezco en jardín de flores
Mientras tu mi alma adornas
Con infinitos movimientos
Que en este espacio me tienen atado
Y aquí es donde me encuentro
Frente a un piano enamorado


Me sumerjo en esta paz
Melancolía siento en ella
Sigo tocando mis notas
Danzarinas gráciles doncellas
Horas hechizándome
En este campo de avenas
Desfile de luciérnagas
Cuando la noche se allega


Enredado en tus líneas
Te leo, te miro y te dibujo
En un suspiro un alma
En silencio llega el embrujo
Donde naciste hace siglos
En románticos tiempos de nobleza
Calladamente me susurras
Me rindo ante tu belleza

Esperanza

Tengo una profunda tristeza
Tan profunda como el abismo azul
Se cristalizan mis ojos
Se congela mi alma
Y siento romper mis pensamientos
Sobre el suelo escarpado
Resonando huecamente
Como un frio metal
En el invierno más crudo
Me miro desde lejos
Atormentado mirando el cielo
Aferrado a una esperanza
A la promesa que me has hecho
Al misterio de saber que estas
Siempre en el mismo lugar
Esperando por mí
Aun con mis errores
Y malos momentos
Lo sabes y no lo entiendo
Mi soledad se transforma
En tu compañía calurosa
¿Quién mas esta ahora aquí?
Sino son tus ojos sobre mis harapos
Sucios desparramados
En esta lúgubre habitación
Nada soy frente a ti
Mi tristeza quebró mis huesos
Y el dolor es tremendo
Respiro y siento el ardor
Llenando mis pulmones
Apretando mí pecho
Asfixiándome con el humo
Aturdiéndome a ratos
Para volver a intentar
Solo a levantar mi vista
Y llorar frente a ti
Dejare que el fuego
Queme las cuerdas
Que me han atado por siglos
Te veré caminando a mí alrededor
En este horno
Siete veces calentado
Fuiste y lo has sido siempre
No cambiarás, es tu esencia
Aún tengo lo que me diste
Y lo guardo porque te creo
Aun con este dolor
Sé que tu atención está en mí
Y cuando todo se vea acabado
Para mí y mi vanidad
Para ti será el comienzo
Y me devolverás
Lentamente la paz

Faroles de las Calles

La tarde se lleva al místico sol
Y lucecitas suplantadoras nacen
Antes de verle dormir
Colándose entre grietas nocturnas
Remolinean tintineantes
Alegres de una noche más vivir


Con vestidos azulosos y naranjosos
Coquetean mi vista cuando paso
Rosetas de colores engreídas
Al cielo presenten orgullosas
Casi pérdidas detrás de la nada
Por nada se ven aludidas


Estrellas que desde el cielo
Veía bajo mis pies sobre las nubes
Frágiles faroles aplastados por el amanecer
En soledad observan nuestra vida humedecida
Por la lluvia y por la niebla
Que en un rincón mundo suele caer


Mandarinas fulgurosas y dulces
Románticas para dos en la penumbra
Música escrita bajo el frio del invierno
Blanco sobre nuestras cabezas
Todo bajo sus inquietas miradas
Cuando un segundo se nos vuelve eterno