No dejare que te vayas

No dejare que te vayas
Por esa puerta desnuda al mundo,
No dejare que tu roza se seque,
Que tus ojos olvide la tarde.


No dejare de tocarte canciones
Con mi piano romántico taciturno,
Ni de escribirte poesía
Y amarrarla a tu pecho canela.


Yo no dejare que decaigas
Te amare con una flor cada día,
Te daré un recuerdo sencillo
Y beso, un te quiero al partir.


Yo no dejare que me olvides,
Que olvides el primer día
Que en aquella esquina te vi.


Yo te daré mil estrellas
Con mil trocitos de mi alma,
Y las tendrás cubriendo tu vida
Aun cuando ya mi carne se vaya.


No te dejare partir
Y no podrás ya vivir sin mis manos,
Ni sin mi risa, ni sin mi llanto,
No podrás borrar los besos
Que daré a tu pecho en silencio,
Ni mi piel, ni mi aliento.


Yo no dejare que te vayas
Te amare con simples detalles,
Te amare hasta el fin de la vida
hasta el fin de todas las cosas.

Si no te cuidas

Yo podría decirte
tantas cosas sin hablar,
tan solo tocando tus dedos,
y acariciando tu mirada
con un toque de la mía.


Me escribes tus sueños,
las angustias que desvanecen,
y estas tan lejos y tan cerca,
estas como escrita en cristal
transparente y limpio,
en tiempo de primavera.


Yo podría enamorarte,
si no tienes cuidado en tu vida,
podría robarte el alma
y podría entregarte la mía,
para que revivas tus sueños
en un lugar de tu pecho,
para que no olvides que
puedes ser musa y desvelo.


No sabrías como fue todo,
como llegue a ser azul
y tu llegaste a ser turquesa,
como se llenaron las copas,
y el vino rojo mojó los labios
frente al fuego y el misterio,
como el sordo tiempo
se volvió agua dulce y poesía.


Yo podría decirte tantas cosas,
y tu podrías embrujarme
con veneno y miel de palmas,
con mar y sol encendido,
tu podrías envenenarme,
con tan solo una mirada.

Voy a escribir

Voy a escribir cada día algo,
Algo que te diga cómo me siento,
Algo que guardes entre tus manos,
Y te recuerde mis ojos serenos.

Escribiré algo para que me tengas,
Guardado en secreto si lo quieres,
Algo que te muestre mi locura,
Cuando el sol sale al oriente.

No serán más que unas líneas,
Llenas de mi vida diaria,
Espero escribirte solo alegrías,
Aunque no estés en esta sala.

Pienso escribir acerca de nada,
Acerca de todo y cada uno,
Acerca de rosas y fogatas,
De mí, en este bosque vagabundo.

Escribiré cada día de este verano,
Atravesando el tiempo como una saeta,
Que llegará seguro a tus manos,
Si tus pensamientos en mi vuelcas.

Y si no me ves nuevamente,
Espero quedes con mi poesía,
Y las cartas que escribiré,
Las que guardaras para toda la vida.

Isabel

¡Cuánto te quise Isabel!,
Viviste como una flor alegre
entre los cardos salvajes y las rocas,
Y en medio de un desierto extraño,
Me dabas la mano en silencio,
Me hablabas de cuentos alados,
Para nunca separar los caminos.
Fuimos diferentes pero iguales,
Yo era tu todo en silencio
Y tú eras la musa de mi destino.

¡Compartíamos tanta alegría!,
Por las tardes solos en la mesa,
Un té, un pan, algunas galletas,
Que sencillos éramos los dos,
Que quimeras tejimos esas tardes,
Largas tardes que rápido se iban,
Para dejarme bajo las farolas del camino.

Y cuando tus manos se volvieron frías,
Se congelo mi alma en un invierno eterno,
Y un frio viento en mis espaldas
Me alcanzo en una triste poesía,
Mientras una copa de hiel amarga
Dejaba el gusto de la muerte en mi alma vacía.

Te desgarró sin piedad de mis manos,
Y yo sólo te vi partir por esa senda,
Las flores se volvieron mustio llanto,
Al no poder tenerte nuevamente
Y no lloré ocultando mi angustia,
Para no dejar la pena en tanta gente.

Tú te fuiste y yo quede tan solo,
Quede con mi guitarra que lloraba,
Y con mis poemas escritos con sangre y cal,
Quede en un cuarto oscuro desvelado,
Esperando tus labios nuevamente me besaran,
Bajo los arreboles encendidos del verano,
Con sabor a tu dulzura y sal.

Mírame

Mírame esta noche,
Aunque no esté a tu lado,
En las sombras y en las luces,
Mírame y piensa que te amo.


Toma mi locura,
Mis canciones y poemas,
Y en el espacio y en el silencio,
Deja abrazar tu cuerpo en mi ausencia.


Mírame, simplemente hazlo,
Tantas cosas, tanto dulce encanto,
No preguntes nada, pasa el tiempo
Tanto por decir, tanto, tanto.


Tómame entre tus manos,
No me dejas partir haca los abismos,
Sin ti el ocaso es tristeza,
Sin ti ya no seré yo mismo.


Mírame y duerme en mis brazos,
Desde lejos aún puedes sentirlos,
Quédate sin decir palabras en mi regazo,
Oh quédate esta noche te lo pido.


Tu mundo es distinto al mío,
Yo lo sé, sé que siglos nos separan,
Pero mírame bajo las estrellas,
Que escriben el tiempo y que aman.


Mírame esta noche,
En mis letras aletargadas y sencillas,
Mírame con el alma bajo el tizón,
Que yo te miro por siempre eterna mía.

Noche

El profundo cielo sobre mí
Esa luna que mira mis pasos
Cuanto tiempo será para mí?
Cuanto seré yo para ella?


Este profundo cielo sobre mi
Y esas pequeñitas graciosas estrellas
Profundo negro cielo de misterio
Hermoso especio de paz


Yo la miro en silencio, tranquila
Mientras escribo versos desvelados
Pienso en ella y ella piensa en mi
Bajo el mismo cielo estrellado


Este profundo romance eterno
Mis ojos, la luna, y la tierra
Desde la nada hasta un todo
Me fundo en tu ser serena


Ella es un rayo de luz dulce
Es un viento de verano refrescante
Ella es todo lo que para mi existe
Bajo un brillante cielo nocturno


Yo pienso en ti esta noche
Cuando pequeñas y fugaces luces
Se reflejan en mi traslucida ventana
Yo pienso en ti esta noche


El cielo profundo sobre mí
Negro como sus ojos mestizos
Inmenso como su amor de mujer
Verdadero, claro como el mundo

Amistad

Tengo una amistad mestiza
Que me dice cuando debo volar alto
Y cuando debo callar al tiempo
Florece en el duro invierno
Y sigue creciendo en primavera


Una amistad desnuda
De ojos trasparentes como el agua
Me abraza con sus palabras
Y me escucha en todo tiempo


Tengo una amistad misteriosa
Que oculta pero muestra en secreto
Que sabe decir lo malo
Y sabe exaltar todo lo bueno


Yo soy su amigo en las tardes
Soy su amigo cuando llora
Y cuando suelta la risa al viento
Soy su amigo, soy eterno


Estamos a veces mil horas
O un segundo escribiendo la vida
Compartimos historias perdidas
Otras veces la dulzura de la nada


Caminamos por la acera
Caminamos por las rocas y barrancos
Discutimos sobre ideas y sueños
Sabemos que con nosotros contamos


Tengo una amistad que crece
Fuerte con la verdad en su rostro
No sabemos de mentiras
Nos miramos tal como somos

No pido mucho...

Solo pido...

Soy un hombre simple
Más simple de lo que crees
Soy como el agua de una laguna
He estampado las estrellas en mi piel
y el crepúsculo rojizo del sol solitario

Solo pido pocas cosas
No me puede faltar la hoja roja
El vestido del otoño y septiembre
El letargo de los arboles candentes
Encendidos tizones al cielo inmenso

Pido también una gota
Solo una gota de invierno por la tarde
Una que llene los botes y cantinas
Una que borre la pena y el gris.

Una primavera bendita
Con briza del mar sobre mi cara
Y su sal llenando mis pulmones
Sobre las falanges rocosas de esta isla

El esencial verano de caminatas
Contigo por los prados, por la arena
Simplemente tu mano por las tardes
Simplemente las mías para amarte.

Nada más necesito para ser
Vivo como el suspiro de una flor por el sol
Y como el aire en la poesía.
Como el ocaso y el amanecer.

Solo una última cosa necesito pedir
No alejes tu mirada de la mía
Sin tus negros ojos no respiro, no existo
No despierta mi pecho exaltado.

Y de seguro, sin tu mirada moriré.

Cuánto, Cuánto

A veces pienso cuando te fuiste
Y caminaste por ese oscuro paraje
Te difuminaste con la niebla
Espesa que abrazaba la isla
Y como un fantasma hechizado
Dejabas tu estela en la tierra

Pienso en la amargura de las flores
Las que tocaste y convertiste en vida
Cuando el respiro mismo parecía extinto
Al final, cuando nada quedaba en la mesa
Bajo luz de innumerables estrellas
Bajo el canto de la poesía y miseria

Te fuiste alejando como las aves
Sin raíces, sin amor, sin prejuicios
Partiste como un suspiro sin volver
Desvaneciendo la esperanza maldita
Y me obligaste a mendigar la riza
Y el calor de una hoja de otoño

A veces pienso que te quise
Y llenaste mis venas con tu sangre
Que te abrace en silencio profundo
Cuando la tarde caía sobre las tejas
Viejas tejas de la avenida mortal
Que aún sobreviven a tanta desidia

Si fuiste un poema lo entiendo
Fuiste rima en el aire y en el cielo
Y aun pienso cuanto te quise
Cuanto por ti quebré mi llanto
Cuanto queme enojado en el fuego
Cuánto te amé, cuánto, cuánto.

Como no quererte poesia

¡Cómo no quererte poesía!
Ni enamorarme de las negras
Perlas de tu mirada tranquila

¡Cómo no dormirme abrazado!
A tus pensamientos y sensaciones
A tus palabras, a tus secretos

Me pierdo en tus historias
Me enamora tu coraje y rebeldía
Tus manos claras y en tu risa

¿Cómo no dejar de mirarte?
En silencio, en la noche y en el día
En momentos y desdichas

Se me vierten las venas
Sobre el papel la tinta celeste
Y sobre mi tu cara perfecta

¡Cómo no pensar en ti!
Cuando estas en mis sentidos
En mis manos y en mi mente

Te atraviesas en mis sueños
En mis caminos a solas
Y en mis mañanas ausentes

¿Cómo no escribirte mi vida?
Sacando el polvo de mis libros
Para entregarte de a poco alma

Como no mirar tu pasado
Tu presente de fuerza inmensa
Y tu futuro de esperanza y alegría

Me atrevo a olvidarme de mi mismo
Para volverme un niño inocente
Y un hombre que el tiempo ha bruñido

Como no mirarte simplemente
Sin prejuicios y mentiras
En silencio escuchando tu voz.

El odio del amor

A veces el amor se diluye en aguas frías
Se consume en el fuego de una guerra
Y hasta se vuelve una flor mustia
Tratando de vivir entre el mar y la tierra


Se esconden las lágrimas entre cenizas
Y entre cortinas de sangre sobre ventanas
Como una estrella tras las nubes negras
El brillo se pierde en galaxias lejanas


Si saber cómo y cuándo se escabulle
Como arena entre los dedos de las manos
Se ensucia, se entristece y se añeja
Y ya el tiempo no pasa entre veranos


A veces el amor se confiesa desencarnado
Sin escrúpulos atraviesa la carne
Quema el pecho como un rojo candente
Mata el tiempo mientras la esperanza arde.


Se vuelve insolente y despiadado
Y como un dragón de furia sus alas extiende
Carcome los huesos y se abalanza
Sobre la vida que en desespero se defiende


A veces el amor se vuelve malo
Se vuelvo frio, sádico y cautico
Desgarra el alma y no le importa
Si fue amor de vida, amor romántico


El odio del amor se hierve
Y crece con toda la rabia del tiempo
Y se abalanza sobre el alma y la carne
Para morir después en triste silencio.

¡Oh cuando sufriste poesía!

¡Oh cuando lloraste poesía!
Tu alma derramaste en el asfalto
Tu cielo azul se volvió amargo
Como amargo el llanto de tu seno
Cuanto lloraste poesía


Desconsolada en la tierra
Te dejaron sola entre las rocas
Te dejaron inquietamente desesperada
Bajo sol que quemaba profusamente
Tus mejillas de cerámica y seda


¡Oh cuanto sufriste poesía!
Cuanta sangre derramaste de tus ojos
Mientras tu pecho se amarraba a la muerte
Tus ojos a un mustio vacío eterno
Y tus pasos a la desdicha.


Y maldijiste los cielos y los cometas
Y las lunas y todas las esferas
Maldijiste tus pies y tu destino
Tu pasado y tu presente borrascoso
Y todas las huellas que dejaste en la arena


¡Oh cuanto te devastaron!
Te arrojaron al mar del odio
Y tú te ahogaste en el sin mas
Te hundiste lentamente hasta el abismo
De azul profundo y silencio eterno.


Oh que silencio encontraste
Y lo rompiste con tus lágrimas pesadas
Con el grito de tu alma cansada
Caminante solitaria ahora de la playa
De las rocas y del desierto de la vida


¡Oh cuanto te hirieron poesía!
Te hirieron con hierros candentes
Con cuchillos afilados te atravesaron
Y dejaste tendida tu historia
Y dejaste olvidado tu canto.

Te regalare

Te regalare una flor
Una roza bañada en roció
Un satélite celeste olvidado
Un canto del mar al alba
Una briza que se cole suavemente
Entre tus cabellos desatados
Una lagrima de sal y plata
Un blanco manto de espuma
Una luna de queso fresco
El color intenso de la poesía
Y el silencio de una mirada
Una tierra verde y vasta
Y mis manos viejas marchitas
Y todas sus claras caricias
Mi historia dormida en las estrellas
Y mi futuro escrito en mi sangre
Mis pasos descalzos
Y mi sueño profundo
Una carta perfumada
Con sus letras coral turquesa


Un fuego rojo bajo estrellas
Y el negro manto de la noche
Una canción alada viajera
Y un racimo de margaritas blancas
Un beso suave al ocaso encendido
En tu frente desnuda al horizonte
Una briza tibia del norte
Un rayo de sol entre las rocas
Las nubes altas que nos cubren
Y los mil versos de mi alma


Un misterioso paseo por las olas
Un destello de sal en el mar oscuro
Una hoja de otoño dorada de tiempo
Y un cristal de invierno en mi ventana
Un te quiero marcado con fuego
Un amor que crezca en tu corazón