sábado, 20 de agosto de 2016

Ximena

Ximena, me amaste tanto
Y transformaste la pasión en poesía,
Como el cristal transparente de los ríos
Bañaste mi cuerpo con tus besos,
Y yo te conocí desnuda en tu alegría,
Te abrace bajo la sobra y los nogales
Para danzar como locos bajo las estrellas,
Y tu risa, brebaje misterioso y hechicero
Que me envenenaba de amor,
Me llevaba hasta el seno de tu alma
Para perderme en tus negros ojos
Que como perlas de vida plena
Eran granos de dulzura que crecían
Hacia el cielo azul adornado de algodón.

Yo me enamoré de ti perdidamente,
Tan perdidamente que olvidé mi destino,
El que me llamaba y yo no oía,
Y me transformé en más que hombre
Creciendo entre la maleza de la vida,
Y de tu mano cada tarde por los años
Camine contigo por aquella avenida.

Ahora estos cantos lejanos
No son más que amarga tristeza,
Son una avalancha de versos
Que en sangre se han convertido.
Y nada es eterno en el tiempo
Nada detiene la noche que llega
Manto negro sin fondo ni esperanza,
Y ahora que simplemente no existe
El beso claro que habría mis venas,
Que alzaba las flores desvestidas
En los campos abiertos del sur,
Ahora un suspiro se vuelve hielo
Y el sol de verano pierde su glamur.

Ximena, fuiste mi amor,
Me amaste tanto y yo te di mi amor,
¿Cómo fuimos a morir en este silencio?
¿Cómo matamos la pasión?

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