Yo – acá
entre la espuma y el fuego –
Me divorcio
del tiempo frio
Y abro
hacia ella minutos de mi mente
Desbordando
sencillos sonetos
Adornados
con su mirada inocente.
Se
desvisten las letras aladas,
Se condensan
en un pozo de cristal,
Gaviotas
inquietas que vienen
Hacia estas
horas de la tarde muda
Campos de
amor que su piel mantienen.
Yo acá
temeroso de su sombra
Camino sin
tocar su acera mortal
Pero absorbo
todos los nutrientes
Que su pelo
al viento esparce
Como flor en
los veranos ardientes.
En esta lejana
tierra de espinas
La cintura
de la costa empapada de sal
Lleva el
canto desvelado del mar
Y me siento
entre las anclas y hierros
Mirando en
el silencio su silueta pasar.
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