sábado, 2 de junio de 2012

La Muerte de la Rosa



Desde mucho no emergen los soles,
Rojos horizontes se apagaron,
Como poder encender las estrellas,
Que en nuestro cielo anidaron tan bellas,
Entretejido que nuestras manos ataron.


En un viaje solitario nos embarcamos,
Tu con tu flores, yo con mi música,
Caminando sin sentimiento en el desierto,
Sin suspiros, incluso sin aliento,
Nos perdimos entre humo y la bruma.


Contra el viento y las tormentas,
Idílicos sueños prometimos al azul,
Luego del alma grietas tristes asomaron,
Orgullo que a hierro rojo quebraron,
La humilde palabra y su virtud.


Rodeados de negro y locuciones,
Verborrea que al final los ojos quemó,
Perdiendo un abrazo, buscando soluciones,
Dejamos ir lejos nuestras pasiones,
Y finamente esa rosa en silencio murió.

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