miércoles, 14 de junio de 2017

Destino

No es casualidad vivir el destino
Despertar el tiempo dormido
Tras un largo invernar en la tierra.
Respirar el aroma de la vida
Creciendo en la cintura de la rivera.

La memoria se abre a los años,
Los años imberbes de adolescencia,
Entre las cuerdas de una guitarra
Las canciones llegaban a ella
Como el despertar de la cigarra.

Los minutos se quedaron fijos,
Congelados esperando el suspiro, o tal vez,
El calor de un beso que los reanimara,
No podían vivir eternamente dormidas
Esas caricias que la mentira ignorara.

El miedo ardió en una hoguera,
Como polvo el viento lo llevó al olvido
Después de volverse una gris ceniza.
Al final de ese día, día de brisa costera
Recordé cuanto amaba esa dulce sonrisa.

Hay cosas que no se entienden
Solo pasan y nos dejan perplejos
Como por ejemplo esa luna triste
Que recordaba las totoras al viento
Mientras yo recordaba cuando te fuiste

Hay versos en lo cotidiano,
Hay un lazo que une los cuerpos,
Hay silencios empapados en poesía,
Misteriosas rimas de un encuentro,
Cantos de amor a esos ojos y su alegría.

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