viernes, 20 de junio de 2014

Ella


Ella tenía la piel mestiza,
Mezclada con oro y corales,
Tenía las manos llenas de flores,
De colores y aromas de la tierra.
Ella era perfecta sensación de aire,
Era un suspiro profundo,
Al atardecer de un ciclo infinito.

Guardaba en sus caderas melodías,
Y en la sangre el caribe turquesa,
Se mezclaban sus ojos con el mar,
Y tú solo buscabas de ella.

Como un diamante purpura,
Brillaban sus labios al fuego,
Ella era ese canto de ensueño,
Ese que te hipnotiza y te lleva.
Que te convierte en silencio,
Entre los gritos y miserias.

Desde el bosque frondoso,
Aparecía su silueta.
Era grácil arcilla de cobre,
Y con sus pasos seductores
Tú eras solo una marioneta

Te convertías en poeta,
Sin tener las palabras en tu boca,
Ella te daba esa poesía,
Tu  solo la escribías en papiros,
Con tinta de árboles y piedras.

Ella tenía su pelo al viento
Cada tarde, cada noche, cada día,
Trenzada su larga cabellera,
Con hilos de amor y seda.

Cuando los arreboles del cielo,
Quemaban el tiempo y la tierra,
Ella era compañera hasta el fin,
Los años no secaban su piel
Ni su piel madera,

Ella era simplemente ella,
Y tú por ella eras,
Eras historias y risas,
Llantos y caricias,
Riquezas y limosnas
Ella era simple melodía de paz.

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