A la abuela dorada
Se la ha llevado el viento
Cuando aún eras pequeño
Ha subido por los rayos
Del sol de primavera
Hace ya mil años
Su cabello plata
Encrespado corazón
En un valle de ternura
Dejo su sabiduria esparcida
Entre sus manos de infante
Sobre una cama adormecida
En un viaje por las olas
Se alejo entre sollozos
De las mudas amapolas
Ahora no rima el sentimiento
Se ha ido y no la he besado
Del espacio se ha ido su aliento
La abuela de mil cuentos
Cerro el libro esa noche
Y lo verde paso a ser desierto
Esa mirada clavada
Aquel último minuto
En un marco quedó atrapada
Y en ese momento taciturno
El rezo de luciernagas
Bajo el manto nocturno
Canto de sirenas
Talcahuano con sus inviernos
La mecio en sus brazos
Las mismas olas la acogen
Ahora camina sobre ellas
Sobre el sonido de la oscura noche
Se ha desvelado pensando
Un corazón estremesido
Hasta puedo decir, entumesido
Faltan tus brazos abuela
Y tus palabras en mis penas
Faltan tus días de colores
Tus caricias en la hora de mi cena.
martes, 13 de marzo de 2012
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