Mortal

Hoy, mi alma mortal bajo a la tierra
En el cristal de las gotas que le cubren,
Y en un efímero minuto abrió nuevamente
Las hojas de mi cuaderno a veces olvidado.

Se acercó a mí la poesía de las cosas
El murmullo de tu voz que me acaricia.
Y la necesidad inquietante de mirar tus ojos
Y escuchar el canto de la vida en la memoria.

Como el musgo que crece esperando el rocío
Aprovecho cada suspiro que me trae el viento,
Cada letra del amor que fue cautivo por años
Desde tu alma desnuda recostada en un sofá.

La verdad pude ser ingrata para el gentío,
Nadie espera ver crecer en invierno las flores
Bajo un mezquino manto de frio gris
Que esconde al sol, de los colores de la vida.

Las soledades de esta época se vuelven
Cada vez más volátiles, como un éter,
Se disuelven en la verdad y la esperanza
En un espejo donde me reflejo para ti.

Yo, en este espacio de blanco manto
Abrazo tu cintura en tu silencio de tu cuarto
Y en el camino angosto tomo tu mano delicada
En la aurora de una mañana donde nace el amor

Tú, me escuchas a la hora que nacemos
Impregnas mi día con tu suavidad y tu risa,
Y siembras en mi la única semilla posible a crecer,
Sobre el surco que se abrió en mi corazón mortal.