De la música a las alturas
De su cuerpo entre las rocas
Se acerca tímido aquel hombre,
Mientras la luna clara ella toca.
Fue su mirada estival,
Quemante como el fuego en la hoguera,
Atravesó su pecho de hierro,
Lo dejo en completa ceguera.
El misterio taciturno de Chopin,
Su encuentro nocturno dominó,
Y en su piano de cristal,
El las notas simples combinó.
Una rima fue en principio,
Un poema amante finalmente terminó,
Sin notarlo al acercarse,
Su corazón de hielo condeno.
Poco a poco en silencio,
Sus manos frías conquisto,
Esa noche negra y estrellada,
Una nube de amor les abrazo.
Después de tanto camino,
Alcanzo su pecho sublime,
En esta historia de misterio,
Un final hermoso se define.
Hasta ahora se miran rendidos,
Fundiendo las almas al crisol,
Tomando un vaso de vino,
Por las tardes mirando el sol.
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