jueves, 22 de mayo de 2014

Tarde



Se pierde la tarde
En el algodón de una la niebla blanca,
Se pierde buscando el camino
Entre mustios arboles dormidos aún,
Desesperadamente gira el minutero
Reflejando en el agua el rostro pálido del tiempo,
Cuando el frio se hace mella
De los huesos y de las almas gastadas.


Se pierde la tarde
Como se pierde el color bajo el negro manto,
Se confunde y desorienta
Y se viste de pijamas a la hora del té,
Mientras los vítreos ojos de las casas
Son sacudidos por el viento despiadado,
¡Él no tiene compasión
De sus lágrimas ni de sus llantos!
Que busquen refugio esos ojos
En el fuego que suele ser muy amigo,
Que conviertan las frías letras
En canto de espumas para los barcos de la bahía,
Y que descansen lánguidamente
En la música de un piano solitario.


Se pierde la tarde
Entre los monotonos discursos de los árboles,
Que conversan a gritos
Sobre historias de capitanes y piratas,
Sacudiendo su rabia
Sobre el suelo de duro cemento,
Acallando la risa
Y marginando la memoria de una primavera.


Esta tarde está sumergida
En el silencio de una isla olvidada,
En mitos y leyendas
De mares grises y borrascosos,
Esta confundida por olvidar
La música que voló hacia ella sigilosa
Y transformo un momento
En un cuento fantástico de hadas y girasoles,
Esta pérdida
Como la mirada del poeta que escribe,
Mientras deshoja
Con su lápiz de fantástica tinta,
Un cuaderno mamarracho
Que esconde entre sus ropas de paz.


Una tarde sumergida
Absolutamente impregnada de ella misma,
En un limbo
De lirondos pensamientos,
Elementales gotas
De una lluvia de rimas caídas,
Sobre mi rostro
Y sobre mis hombros descubiertos,
Perdida en el aire
Solo siente su esencia dormida,
Navegando despacio
Por las calles bajo cornisas de historia.


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