Depresion VI

El día que no pudo olvidar
La rabia y la hipocresía,
El desbalance de la música
Y el tormento incansable del destierro.
 
Sentirse solo en el espacio apagado
Intentar descubrir las hojas
Que enjuagan el alma,
Y llorar envuelto en desvelo.
 
Todo es casi resuelto
Es normal y seguro de sí mismo,
Como la tormenta viva
Se apoderará de las almas.
 
Imposible de apagar
Imposible de callar y ahogar
Se revuelven los cristales
Desde las vísceras nace el llanto
 
Y desde el fondo azul marino
Una mano llama a la profundidad
Atrapan sus ojos turquesa
Confunden las sirenas diabólicas
 
Claro que callarse es lo más fácil
Pero a la vez lo más terrible,
¿como entender la dicotomía
Que trae al silencio de la muerte?.
 
El luto del día se hizo verdad
Incomprensiblemente se hilo
Y como siempre el cansancio apago
Las notas de mi poesía hoy.