martes, 30 de diciembre de 2014

Nuestra historia no olvidarás



Puede el tiempo apagarse como una vela triste
Congelarse los versos en un frio manto seco
Dormirse el sol con su roja capa al ocaso
Silenciando la vida sobre esta tierra helada.


Puede morir la hierba por el rocío escalofriante
Esconderse el cielo nocturno tras la cortina de silencio
Desvanecerse la luna entre las misteriosas nubes
Y elevarse como un relámpago el impetuoso invierno.

Pueden callarse las aves al amanecer sobre los campos
Romperse como cristales los recuerdos pasados
Y en un segundo casi inconsciente
Borrar las notas que tu amor dejaron.


Puede que todo pase casi deprisa
Como deprisa partiste olvidando mis manos
Puede que lo dulce se vuelva amargo
Y al final un sollozo acaricie mi alma.


Puede pasar todo cuanto deba en estos días
Pero seguro llegaran las estrellas olvidadas
Que envolviste esa noche en tu mirada perdida
Sé que la tristeza quedara dormida
Y sé que nuestra historia no olvidaras.

Versos del alma



Quise escribir alegres versos
Quise olvidarme que viví el olvido
Y que tanto odio tristemente vertido
Apago el fuego de mil callados besos.


Amarrar el alma de un penitente
A la tierra seca de quebradizas rocas
Y un silencio que solo un instante tocas
Cuando todo mundo afuera te miente.



Quise querer la luna celosa
Amarla sin vicios con mi alma de piedra
Crecer en su pecho libre como hiedra
Y morir a su mirada una noche glamorosa.


Adornando las farolas en las calles
Con el rojo, como la sangre pura
Y entre tanto el ocaso perdura
Desvanecerme en los verdes valles.


Quise escribir mil versos fundidos
Pero solo la amargura nació inesperada
En la furiosa soledad creció amparada
Bajo el llanto oculto de tiempos perdidos.


Se arrimó el reloj a la oculta desdicha
Entre las sabanas frías armo su espacio
Y como un negro y murrio prefacio
Se habituó a la angustia predicha.


Quise escribir solo versos
Para acariciar sus mejillas algún día
Para olvidarme que al alba mentía
Atravesando brillantes universos.


Para dormirme en sus manos de hada
Confundirme con sus labios de seda
Y caminando juntos por la alameda
Llamarla dulcemente, mi inmortal amada.

miércoles, 10 de diciembre de 2014

Abuelo



No puedo imaginar tu historia
Un niño corriendo entre el mar y la tierra
No puedo imaginar tus ojos
Y el dolor de dejarla partir con su silencio
Tu pelo se volvió cano, tus manos llenas de ira
Y guardaste en un baúl el recuerdo
Que clavo tu alma profundamente herida

No sé si naciste en Diciembre, como decían
O en Agosto cuando la vida en el sur comienza
No sé si jugaste con tierra y madera
O solamente miraste las nubes calladas del cielo
Como un ave volaste a los tiempos eternos
En un carro viejo de ufanas historias
Fue esa luna penquista como un triste invierno

Y esa cuidad que abrazo tus miedos
Donde amaste a la amada y robaste su tierra
Esa cuidad aun te mira de lejos
Como yo te miro desde la roca perdida
Viejo amarraste a mi pecho de hombre
El orgullo de tenerte en el profundo recuerdo
En el frio del norte habita suave tu nombre

Yo recuerdo tus manos cansadas
Recuerdo esa pálida noche de septiembre
Como me golpeo eso a mi alma!
Tú lo sufriste en la oscuridad absoluta
Y no quisiste darnos más tristeza
No quisiste que viera tu alma abatida
Y entre tu casa y un árbol armaste tu fortaleza

Nunca viste mi destino lejos de mi tierra
Aunque creo que en el fondo lo intuías
Como sabias que vida era pasajera
Que no se detiene el futuro en una estación lisonjera
Ni el sol por en las tardes de verano,
Viejo hombre de playas Tomecinas
Abuelo tierno, tomaste dulcemente mi mano.

jueves, 4 de diciembre de 2014

No me olvides



No me olvides en esta tierra lejana
Como un tempano solitario en el mar del norte
Mírame simplemente entre las tejas añejas
Entre las casitas y alamedas Linarenses.


No me olvides desdichando mi vida
Insípida ya por el pasar de tanto.
Guarda mi memoria en ese negro retrato
En esas notas que al piano sentiste.


No me olvides porque la vida fue dulce
Y la luna de plata profundamente celosa.
Aun cuando el tiempo fue breve
Y las noches cortas al fuego mezquino


No olvides los inviernos fríos reunidos
Mi tren en la vieja estación muda.
No olvides la música y la guitarra
La música de Silvio donde vivía sumido


No olvides las llamas y los conjuros
El olor del pino abrazando el espacio
Ni el agua bajando de prisa
Entre rocas y musgos sobre el claro


El detalle de mis manos entecas
Que las cuerdas golpeaban con furia
Cuando el sol quemaba la tierra
Cuando en solitario tocaba a la luna


No olvides mi poesía clara
La alquimia de donde nacieron los versos.
No olvides el misterio de un canto lejano
El dulce abismo y lo hermoso que nos cuesta la vida.

Señora

Ahora solo en este frio mundo Extrañando los campos verdes Y el cielo claro de tus ojos negros Se me vienen al alma sus versos Su infinita p...