De la nada apareció la saeta
Traspasando la tela de los sueños
Prendió como una espiga
Abrazo todo cuanto se había hecho
Pinto de rojo el suelo blanco
Tirando la inocencia a un abismo
Se alojó en la rabia del ocaso
Y se vistió de todo cinismo
Corrompió las lágrimas caídas
Entumeciendo los huesos rotos
Atravesó con su afilada cuchilla
Envuelta en desprecio y altísimo
Recuerdo zombi de lo que fue
Mustio ramillete de flores
En el centro de la fría mesa,
Carbono carcomedor del alma
Se hiere por su propio acero.
En mil instantes consumida
Apareció en medio de un chillido
Como al alba los lobos llorando
Cuando la luna se ha perdido
Disimula la sangre que derrama
Se guarda para el final la ira
Cuanto arrasa sin saberlo acaso
Apareció cuando no sabia
Aun mirando y preparando todo
Fue una sorpresa que no merecía
De la nada aparece la saeta
Desde el cielo azul una negra estela
Transforma los colores del alba
Destiñendo al gris su alegría.
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